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Un 97% de los edificios necesitan una rehabilitación parcial o profunda para alcanzar los objetivos de sostenibilidad
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Los edificios consumen el 30% de la energía mundial y producen el 28% de las emisiones de CO2 , porcentajes que aumentarán si el consumo no incrementa su eficiencia.
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Aplicada a la construcción de edificios, la lana de roca actúa como aislante térmico y acústico reduciendo la demanda energética y mejorando la calidad de vida de las personas.
El mundo ha experimentado un crecimiento sin precedentes durante las últimas décadas, pero tal y como señala la ONU, este hecho también ha provocado una gran presión sobre los recursos naturales y ha acelerado la generación de daños en el medioambiente a nivel global. Para evitar consecuencias irreversibles, el gran reto de nuestras sociedades es el de establecer medidas para un desarrollo sostenible que garantice la protección del medioambiente y el bienestar social.
Precisamente este año, el Día Mundial del Medio Ambiente está dedicado a la lucha contra la contaminación del aire, una problemática que cada año se cobra prematuramente más de 7 millones de vidas según datos de la ONU. La celebración de este día servirá para animar a gobiernos, industrias, comunidades e individuos a unirse para buscar soluciones que permitan reducir los gases contaminantes.
Según las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la demanda energética se incrementará hasta un 27% antes de 2040, cifra que podría duplicarse si el consumo no incrementa su eficiencia. “Sin cambios significativos en las medidas de ahorro energético, nuestra sociedad no alcanzará el objetivo de reducir los 2ºC fijados en el Acuerdo de París para limitar el aumento de la temperatura. Por consiguiente, la reducción de la demanda de energía es decisiva para frenar el cambio climático, ya que contribuye a reducir en un 40% el total de las emisiones de carbono causantes del efecto invernadero”, afirma Pedro Luís Fernández-Cano, Business Unit Director de ROCKWOOL Peninsular.
Actualmente, los edificios consumen el 30% de la energía mundial y producen el 28% de las emisiones de CO2. Y, aunque ofrecen un potencial de reducción de emisiones de carbono más rentable que cualquier otro sector, se estima que tan solo se explota el 20%, según datos del Informe de Sostenibilidad 2018 elaborado por ROCKWOOL. La rehabilitación de los edificios con materiales aislantes como la lana de roca se perfila como una de las soluciones más económicas para ahorrar energía y, por lo tanto, reducir los gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, el mayor riesgo medioambiental para la salud de las personas.
Sin embargo, la mayoría de los edificios existentes en Europa tienen que mejorar las prestaciones y propiedades de su aislamiento. De hecho, un informe de la IEA estima que un 97% de los edificios de Europa necesitan una rehabilitación parcial o profunda para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, lo que significa que es necesario duplicar el número de rehabilitaciones antes de 2050.
Las soluciones de lana de roca ROCKWOOL mejoran la eficiencia energética de los edificios, incrementando el aislamiento térmico, lo que permite reducir la demanda de calefacción y aire acondicionado de los edificios en un 70%. Se calcula que en Europa podrían ahorrarse hasta 660 millones de toneladas de carbono mediante la rehabilitación de edificios con aislamiento de lana de roca, lo que equivale al doble de las emisiones que Francia produce anualmente.
La industria, otra de las grandes consumidoras de energía, también cuenta con un gran potencial de ahorro; mediante la protección y aislamiento de componentes como tuberías, maquinaria, calderas y turbinas se pueden conseguir grandes mejoras respecto a la eficiencia, y además actúa como protección pasiva contra incendios.
A parte de la contaminación del aire, otro de los problemas medioambientales que se presenta en Europa, según la OMS, es la contaminación acústica. De hecho, uno de cada cinco europeos vive regularmente expuesto a niveles de ruido que son dañinos para su salud. En las grandes ciudades, donde el tráfico es muy denso, la exposición a altos niveles de ruido impacta directamente sobre el bienestar del ciudadano, llegando a provocar trastornos de estrés, alteraciones del sueño, afecciones de las capacidades cognitivas y enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Una de las soluciones más efectivas para mitigar la contaminación acústica es la lana de roca. “En un mundo cada vez más urbanizado, las personas necesitan lugares cómodos y tranquilos en los que vivir, aprender, trabajar y recuperarse. Por eso es fundamental mejorar la calidad medioambiental de los espacios interiores para garantizar el bienestar de las personas. Gracias a las propiedades térmicas, acústicas y de resiliencia al fuego de la lana de roca, nuestros productos ayudan a crear colegios, hospitales y otros edificios más saludables y seguros”, explica Fernández-Cano.
ROCKWOOL avanza hacia la economía circular
La compañía está plenamente comprometida con la reducción de la huella medioambiental, por eso ha adoptado un modelo de negocio basado en la economía circular que le permite reducir los impactos medioambientales que comportan sus procesos.
El hecho de que la lana de roca sea un material 100% reciclable permite recuperar el producto de obras de construcción y demolición para convertirlo en nuevas materias primas. ROCKWOOL ya implementa un programa de servicio de reciclaje en 10 países para asegurar la regeneración de sus productos. Mediante este sistema se garantiza la eficiencia de los recursos y se reduce el uso de materiales vírgenes. Según se indica en el Informe de Sostenibilidad 2018 elaborado por ROCKWOOL, el año pasado, la empresa recicló más de 130.000 toneladas de lana de roca, 10.000 más que el año anterior, y aspira a poder alcanzar una reducción del 85% de los residuos que se llevan a vertedero en 2030.
ROCKWOOL se convirtió en 2018 en la compañía con más alta puntuación en la herramienta de evaluación ODS Trucost, que analiza cuantitativamente el rendimiento de la compañía con relación a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) fijados por la ONU.