· Una directiva de la UE obligará a partir de 2021 a todos los edificios de obra nueva o rehabilitados que sean energéticamente eficientes.
· La rehabilitación energética de los edificios podría suponer la reducción del 80% de la demanda de energía.
· El aislamiento de lana de roca se perfila como la solución más eficiente para ahorrar energía y reducir las emisiones de CO2.
Ya no hay nadie que se atreva a negar el cambio climático. Hace unos días la joven activista Greta Thunberg movilizaba al mundo entero para manifestarse en defensa del planeta. Ante esta creciente conciencia social y medio ambiental, ahorrar energía se ha convertido en una responsabilidad colectiva. En Europa, los inmuebles consumen el 40% de la energía; por lo tanto, si queremos reducir la demanda energética tenemos que apostar por edificios sostenibles que consuman menos.
Edificios de consumo casi nulo
La Unión Europea aprobó una normativa que obligará, a partir de 2021, a que todos los edificios de obra nueva o rehabilitados sean energéticamente eficientes y en el caso de obra nueva disponer de energía renovable. “El reto es crear edificaciones funcionales que se adapten a las características del entorno, gasten poca energía y optimicen los escasos recursos naturales”, afirma Albert Grau, Public Affairs de ROCKWOOL Peninsular y Gerente de la Fundación la Casa que Ahorra.
Anteriormente, algunos inmuebles se han construido sin tener en cuenta el gasto energético. A partir de ahora, las viviendas deberán edificarse siendo respetuosas con el medio ambiente, generando el mínimo impacto. Estos edificios, conocidos como nZEB (Nearly Zero Energy Buildings) o de consumo casi nulo, permitirán un ahorro de energía de hasta el 80%.
La rehabilitación, factor clave
Más allá de construir todas las nuevas edificaciones bajo los estándares de consumo casi nulo, la rehabilitación de las viviendas es otro de los grandes retos para cumplir con los objetivos de ahorro energético marcados por la UE. Rehabilitar permite mejorar la calidad de vida de las comunidades, optimizar recursos, rebajar la demanda energética en climatización hasta un 80% y ayuda a aliviar la pobreza energética y la contaminación del aire, contribuyendo a tener ciudades más saludables.
Aislar para conseguir un hogar sostenible
Existen diversos factores como la zona climática, la orientación del inmueble, el viento o la humedad que influyen en el ahorro de energía. Aunque, según la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), mejorar el aislamiento es la manera más rentable de hacer frente al cambio climático. Debemos adaptar los hogares a los entornos para crear ciudades sostenibles y responsables.
Uno de los elementos estrella para la edificación sostenible es la lana de roca. Las soluciones ROCKWOOL incrementan el aislamiento térmico de los edificios y, por lo tanto, mejoran su eficiencia energética. “Calefacción y aire acondicionado son los principales consumidores de energía en los edificios. Sin embargo, la mayor parte de esta se derrocha por falta de un aislamiento adecuado. Aislar la envolvente permite mantener la temperatura interior y reducir la demanda energética, lo que se traduce en un abaratamiento de la factura. Al disminuir el consumo energético generamos menos cantidad de CO2, reducimos el calentamiento global y protegemos la capa de ozono”, explica Albert Grau.
Además de mantener la temperatura del edificio, lo que permite reducir notablemente los costes de climatización, la lana de roca ofrece muchas otras ventajas, asegura el portavoz de ROCKWOOL. Según Grau, “gracias a sus propiedades de resiliencia al fuego, lo contiene y evita su propagación; tiene una excelente capacidad de reducir y absorber ruidos; ofrece un rendimiento duradero, manteniendo su forma y solidez en todo tipo de condiciones; combina su atractivo estético con alto rendimiento; no absorbe ni el agua ni el vapor de agua; y es reutilizable y 100% reciclable, apostando por la economía circular”.