La fachada de un edificio puede verse expuesta tanto a las llamas de un incendio que se ha producido en el interior de la estructura que se ha encendido y propagado a través de la ventana, como a las llamas de un incendio que se ha producido en un objeto cercano como podría ser un contenedor de basura o un automóvil. Lo que suceda a continuación dependerá de lo que esté hecha la fachada.
Si el sistema de la fachada, incluido el revestimiento y/o el aislamiento, está compuesto por materiales combustibles y el fuego y el humo empiezan a envolver la fachada del edificio, ello puede (dependiendo del material exacto que se utilice) poner rápidamente en peligro a una mayor área del edificio y a un número mucho más alto de ocupantes del mismo. En este escenario, la fachada añade una fuente significativa de combustible a un incendio. La intensidad del fuego en el lateral de un edificio puede causar la rotura de ventanas y, a consecuencia de ello, la propagación del fuego a otras plantas del edificio.
Si, en caso contrario, la fachada estuviera compuesta de materiales no combustibles, las llamas podrían acabar llegando a las ventanas del piso de arriba, aunque el proceso sería comparativamente mucho más lento ya que la fachada no contribuiría a la propagación del incendio (y el humo resultante). Esto concedería un mayor período de tiempo a los ocupantes del edificio para poder huir y al cuerpo de bomberos para extinguir las llamas. Esto es especialmente importante en edificios de altura media y alta.
Pieter Maes, bombero profesional del departamento del cuerpo de bomberos de Bruselas e instructor de formación sobre comportamiento ante incendios, lo explica del siguiente modo: «Si el fuego se propaga a través de la fachada y llega al resto del edificio, las personas estarán expuestas a un gran riesgo si se mantienen donde están. No obstante, si huyen a través de las salidas de incendios, ello puede complicar los esfuerzos que lleven a cabo los bomberos para ascender por las mismas salidas para ayudar a rescatar a las personas y extinguir el fuego. Por este motivo, es realmente fundamental que el fuego no se propague por las fachadas de un edificio. Envolver edificios, ya sean residenciales, oficinas, colegios u hospitales, con materiales combustibles genera precisamente dicho riesgo».
Esta es la razón por la cual recomendamos que, como mínimo, todo edificio de altura media y alta debería revestirse y aislarse con materiales no combustibles que no emitan humos tóxicos significativos una vez expuestos al fuego.
*Como mínimo clase A2 s1, d0 según la norma EN 13501-1.
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