El incendio continuará hasta que se extinga de forma activa o hasta que se agoten los materiales combustibles o el oxígeno. Si no se extingue ni se apaga por sí mismo, el incendio continuará y en determinado momento pasará repentina y rápidamente de ser un incendio localizado y de tamaño reducido a uno que afecte a todo el espacio. Esta transformación, que se produce en cuestión de segundos, se denomina «combustión súbita».
El hecho de que un fuego de tamaño reducido se propague y origine una combustión súbita dependerá de cómo reaccionen los materiales cercanos ante el fuego. Hoy en día, nuestros muebles y equipos electrónicos contienen cantidades significativas de plásticos y otros materiales sintéticos (y, por lo tanto, cantidades considerables de combustibles). Esto implica que un incendio se desarrolle 5 -10 veces más rápido en una sala de estar con muebles modernos en comparación con una amueblada como en la década de 1950. Este vídeo muestra lo rápido que se desarrolla un incendio en una sala de estar moderna respecto a una antigua.
Tras producirse la combustión súbita, el incendio comienza a consumir todos los combustibles de la habitación y pronto se acabará el oxígeno. El calor es intenso y los combustibles de la propia estructura del edificio pueden estar alimentando el fuego. En búsqueda de más oxígeno, las llamas se extenderán desde la habitación en la que se originó el incendio, atravesando cualquier puerta abierta o saliendo al exterior por las ventanas, absorbiendo el oxígeno fresco y alimentándose de cualquier material combustible que encuentre en su camino a través del edifico y la fachada. Si la fachada contiene materiales combustibles, se alimentará aún más el fuego. El incendio únicamente llegará a su fin si se extingue activamente o si se agotan los combustibles que lo alimentan.
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